El día del cumpleaños de Trump, tanques y helicópteros se tomarán Washington: ¿patriotismo o alerta autocrática?

Este sábado 14 de junio, Washington será epicentro de una celebración no muy común en la capital estadounidense .

A partir del mediodía, tanques, vehículos blindados, miles de soldados y hasta caballos desfilarán por sus principales calles como parte de un evento organizado para conmemorar los 250 años de la fundación del Ejército .

Curiosamente, la cita coincide con el cumpleaños del presidente Donald Trump , que ese día celebrará sus 79 abriles bajo el sol.

Aunque existen algunos antecedentes de paradas militares en Estados Unidos , el evento lleva semanas generando intensa controversia.

Para un sector, se trata de una celebración apenas justa que busca resaltar el patriotismo y enaltecer el histórico rol de las fuerzas armadas para el país y el mundo. Pero otro lo ve como un despilfarro de recursos, más propio de países liderados por autócratas y que politiza a los militares.

El tema se ha vuelto aún más sensible esta semana luego de que Trump ordenó el envío de la Guardia Nacional y los marines a la ciudad de Los Ángeles para controlar las protestas que se vienen presentando en la ciudad y que se han extendido a otras.

El origen del desfile tiene su raíz en el 2017 cuando Trump llevaba solo algunos meses en la Casa Blanca -durante su primera administración- y fue invitado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la celebración del Día de la Bastilla.

El líder republicano retornó gratamente sorprendido por el despliegue en las calles de París y sugirió recrearlo en Washington.

Pero su secretario de Defensa de entonces, Jim Mattis, se opuso tajantemente. Según el libro Holding the Line, que fue escrito por Guy Snodgrass -muy cercano al jefe de las fuerzas armadas- Mattis declaró que preferiría “tragar ácido” antes que permitirlo.

Otros altos mandos también se resistieron argumentando que los desfiles militares eran característicos de regímenes autoritarios.

Tras regresar a la Oficina Oval en enero de este año, y ya como un equipo afín a sus intereses instalado en el Pentágono, Trump resucitó la idea que ahora se hará realidad.

El plan contempla una imponente exhibición del poder militar: 28 tanques M1A1 Abrams, 28 vehículos blindados Stryker, más de 100 vehículos adicionales, un bombardero B-25 de la Segunda Guerra Mundial, 6.700 soldados, 50 helicópteros, 34 caballos, dos mulas y un perro.

La ruta partirá desde el Pentágono, cruzará el río Potomac, pasará frente al Capitolio y culminará cerca de la Casa Blanca donde se ubicará la tribuna presidencial en la Avenida Constitución.

Según el Departamento de Defensa, el costo del desfile podría alcanzar los 50 millones de dólares si se facturan los daños que podrían ocasionar los tanques a las calles de la ciudad, pues pesan más de 70 toneladas.

Aunque la cifra es mínima si se compara con el presupuesto anual de las fuerzas armadas, más de un billón de dólares para el 2026, a Trump le critican que derroche el millonario monto cuando su administración insiste en que el gasto federal está fuera de control y lleva cuatro meses cortando recursos y despidiendo a personal público.

Asimismo, las autoridades de Washington advierten que ciertas zonas de la ciudad de la capital podrían quedar intransitables mientras se realizan las reparaciones.

En cualquier caso, para algunos analistas la celebración plantea preguntas inquietantes.

“Que el evento coincida con el cumpleaños de Trump no es coincidencia. Entonces, el interrogante es: ¿está el ejército celebrando a Trump? Tener tanques recorriendo las calles de la capital no parece algo propio de una fuerza militar profesional. Más bien parece un ejército politizado que enfoca su atención hacia el interior, no hacia amenazas externas”, afirma Risa Brooks, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Marquette.

Para Brooks, la celebración tiene un claro tinte político y recuerda, para demostrarlo, que cuando el Ejército cumplió sus 200 años de existencia en 1975 no se realizó un evento como el planeado para este sábado.

No obstante, otros expertos, como Kori Schake, exfuncionaria del Departamento de Defensa bajo la presidencia de George W. Bush, han salido a defender la parada.

“Si ver a nuestros compatriotas en uniforme fomenta el conocimiento público o inspira a otros a servir, podría ser algo positivo”, afirma Schake.

Aun así, Schake cree que la coincidencia del desfile con el envío de tropas a California es problemática, pues mina la confianza en las fuerzas armadas en un momento en que deberían ser un símbolo de unidad nacional.

Si bien a lo largo de la historia de Estados Unidos se han presentado desfiles militares de gran escala, casi siempre coincidieron con el fin de un de conflicto significativo como la Guerra Civil, la Primera y la Segunda Guerra Mundial y tras la Guerra del Golfo hace más de 30 años.

Durante la Guerra Fría también hubo desfiles militares durante algunas de las ceremonias de investidura presidencial, pero no de la magnitud prevista para este fin de semana.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington